Encuentros transformadores con el Verbo hecho carne. Una de las tendencias arraigadas en el ser humano es la de crear dioses a su imagen y semejanza (xodo 32). Impacientes con el obrar de un Dios que act£a con par metros diferentes a los nuestros, optamos por un dios que piense y act£e como nosotros lo hacemos. Jes£s no se libra de esta tendencia a domesticar lo divino. El problema es que un Jes£s desprovisto de los atributos que m s lo distinguen se vuelve inofensivo. Carece de la capacidad para producir en nosotros la transformaci¢n radical que necesitamos. Debemos acercarnos a los evangelios dispuestos a dejar que Jes£s sea el Cristo que cambi¢ dram ticamente el curso de la historia. Si as¡ lo hacemos, comenzaremos la apasionante aventura de caminar con el Hijo de Dios; misterioso, impredecible, profundo, reservado, pero irresistiblemente atractivo.