El del marqués de Leganés es sin duda uno de los casos más notorios de grandes personajes militares de nuestro Siglo de Oro que no ha recibido la debida atención historiográfica. Gran militar, influyente cortesano y hábil negociador, ha pasado hasta ahora entre la galería de hombres decisivos del reinado
de Felipe IV con un estigma de «actor secundario» ensombrecido por la inmensa figura de su valedor, protector e impulsor de su carrera, Olivares, y por la falta de atención de los historiadores a los grandes hechos de armas y a las altísimas responsabilidades
militares a las que tuvo que hacer frente.