El problema de pensar el cuerpo, pero también de escribirlo sirve de hilo conductor para guiarnos por los diversos autores de disciplinas que han puesto en relación la palabra y el cuerpo desde la antropología, la ontología o el psicoanálisis. Sin embargo, nada hay de enciclopédico en estas páginas, sino que todo en ellas es inmersión, juego de luces, balanceo y diálogo. ¿Es posible escribir el cuerpo, o es ya un cuerpo el que escribe?
La muerte de Acteón. Hacia una arqueología del cuerpo presenta, al hilo de las reflexiones de otros grandes autores como Foucault, Lacan, Deleuze o Bataille, una soberbia reflexión sobre la corporalidad en occidente. El problema de pensar el cuerpo, pero también de escribirlo, o excribirlo, como había dicho Jean-Luc Nancy, sirve de hilo conductor para guiarnos por los diversos autores y disciplinas que han puesto en relación la palabra y el cuerpo desde la antropología, la ontología o el psicoanálisis. Sin embargo, nada hay de enciclopédico en estas páginas, sino que todo en ellas es inmersión, juego de luces, balanceo y diálogo. El libro es al mismo tiempo un artefacto, una máquina cuyo funcionamiento viene a ser nuestra propia lectura, un reclamo de nuestras palabras, de nuestro cuerpo, libro-máquina veteado de flujos y cortes, de interrogantes y líneas de fuga.