JEREZ ABAJO , ENRIQUE;DELGADO ORUSCO , EDUARDO
el tema de la muerte es apasionante y puede ser tratado bajo muchos aspectos: filosoïficos, religiosos... Yo creo que lo que os interesa es mi opinioïn de naturalista, de divulgador de las ciencias bioloïgicas, y me gustariïa contar algo que suele ser bastante desconocido, y es que la muerte no existioï siempre en nuestro planeta. Hubo, posiblemente varios cientos de millones de an~os en que los seres vivos se reproduciïan dividieïndose en dos. Aquellas ceïlulas del mar primitivo se dividiïan en dos ceïlulas y estas a su vez en otras dos; entonces, no moriïa realmente ninguno de los individuos. Pero los avatares de la evolucioïn inventaron, y permiïteme que emplee esta palabra, esos seres maïs complejos que son como repuïblicas de ceïlulas. Muchas ceïlulas que engloban y que guardan esas ceïlulas primitivas, seminales, capaces tambieïn de combinarse, la del macho y la de la hembra, y empezar a dividirse, a dividirse hasta formar un nuevo ser. Entonces, no resulta nada raro que el hombre, a traveïs de sus sentimientos religiosos, haya intuido la inmortalidad desde el principio de los tiempos.