TIEMPO Y ESCRITURA EN MARIA ZAMBRANO

TIEMPO Y ESCRITURA EN MARIA ZAMBRANO

Editorial:
IRALKA
Año de edición:
Materia
ESTUDIOS LITERARIOS
ISBN:
978-84-89806-16-0
Páginas:
208
Encuadernación:
Rústica
Disponibilidad:
Disponible en 72h

12,02 €
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Tiempo y escritura en María Zambrano

Isabel Balza, Iralka, Bilbao, 2000, 203 páginas

Inmaculada Murcia Serrano



El libro que reseñamos a continuación es el resultado de una tesis doctoral sobre María Zambrano escrita por la profesora Isabel Balza y dirigida por el filósofo vasco Fernando Savater. El tema de estudio es la relación entre tiempo y escritura en el pensamiento de María Zambrano y tiene como punto de partida una cita que aparece en el prólogo de El hombre y lo divino (1955) acerca de la caracterización de la escritura como “rito, conjuro y ofrenda”. Se trata pues de desentrañar un asunto de suma importancia en el pensamiento de María Zambrano, el acto de escribir, presente de forma continuada en toda su producción filosófica desde el primerizo artículo de 1934 “Por qué se escribe”, hasta los fragmentos filosófico-poéticos en torno a la palabra que componen el libro Claros del bosque (1993). Aunque el estudio sintetiza la mayor parte de la obra zambraniana, está centrado especialmente en dos obras, Los sueños y el tiempo y El sueño creador, cuyo tema es específicamente el de los sueños, pero en los que éstos no son comprensibles sino en su estrecha conexión con la escritura y el tiempo.

La primera parte del estudio de Isabel Balza está dedicada a la explicación detallada de cada uno de los tipos temporales que subyacen bajo la idea general de la “multiplicidad de los tiempos”: la pretemporalidad (tiempo continuo, monótono y homogéneo, duración), la atemporalidad (modo temporal de los sueños), la supratemporalidad (tiempo creador, propio de la acción poética) y la temporalidad propiamente dicha (tiempo de la vigilia, del pretérito, el presente y el futuro). De todos ellos será el tiempo creador o supratemporalidad el que más fructíferos resultados ofrezca, en tanto permite la conexión de los dos temas analizados en este libro, el tiempo y la escritura: lo que da el sentido a la palabra es precisamente su sometimiento al tiempo. En cuanto que es un despliegue temporal, narrar deshace la atemporalidad característica de los sueños. Esta tesis, que copa la segunda parte del estudio, propone además una sugerente explicación en torno al problema de los géneros literarios, a lo cuales, como ya hiciera su maestro en Meditaciones del Quijote, la pensadora dedica numerosas páginas a lo largo de su obra: según Balza, el criterio de diferenciación entre unos géneros y otros es la peculiar manera que cada uno de ellos tiene de tratar con el tiempo. (“El interés de María Zambrano por los géneros literarios, el que haya dedicado varios ensayos a la Tragedia, la Confesión o la Guía, así como a la poesía, debe interpretarse teniendo en cuenta esta cuestión: de qué modo cada género resuelve la temporalización del sentido, cómo cada género trata con el tiempo, y, en definitiva, cómo el género que es la filosofía ha resuelto esta cuestión”, pág. 127)

Isabel Balza recuerda, por otro lado, que la analítica del tiempo conduce a la pensadora a establecer planteamientos de tipo ético, en la medida en que también la ética depende del modo en que cada uno “habite” el tiempo: en la atemporalidad de la forma-sueño, en la que el sujeto está dominado por una suerte de esclavitud de la pasividad (en los sueños no actuamos, somos pasivos ante las imágenes que se nos aparecen), es imposible la acción ética, porque ésta, igual que la palabra, sólo adquiere sentido en el actuar, y el actuar, la razón práctica, sólo es posible a su vez en un despliegue temporal como el de la vigilia. Tanto es así, que la condición humana únicamente se define al introducir ritmo y discontinuidad en lo que aparece primordialmente como continuidad indiferente y homogénea. Uniendo ambas ideas, podemos determinar, con la autora, que la escritura es el “ethos” del tiempo, lo que vuelve finalmente comprensible su caracterización como conjuro, exorcismo y ofrenda.

Resulta sumamente novedosa la investigación que Isabel Balza emprende en relación a los autores que pudieron influir en la reflexión de María Zambrano en torno al tiempo. Este libro descubre el peso indispensable de filósofos como Bergson, Husserl o Kant y recuerda los que hoy día resultan ya indiscutibles, Ortega o Aristóteles. La utilización de numerosos manuscritos inéditos de la pensadora, algunos de los cuales por cierto han sido publicados posteriormente al libro que reseñamos, revela aspectos desconocidos del pensamiento de María Zambrano, y, especialmente, algo que acostumbra a ocultar en sus obras, las influencias. En este sentido, dichos manuscritos muestran, por ejemplo, que, para el tema de la temporalidad, Zambrano siguió la “Estética trascendental” kantiana, pero la siguió con el interés de sopesarla en sus limitaciones. Frente a la asfixiante consideración del tiempo al modo racionalista, es decir, sin fisuras, lleno y compacto, María Zambrano propone, de la mano de Bergson, una tipología temporal que despliegue el abanico de posibilidades existenciales respecto a su experiencia. Teniendo en cuenta esa salvedad, lo que sí asume Zambrano de la analítica kantiana es que el tiempo es un a priori del sujeto, o, dicho con sus palabras la “primera categoría de la vida humana”. En ese sentido, Los sueños y el tiempo, como muy bien explica Balza, son un análisis trascendental del sujeto, de las condiciones de posibilidad necesarias para que el sujeto devenga precisamente sujeto, y en las que el tiempo, como agente de la razón práctica, se constituye como componente esencial.

En general, el libro sintetiza y resuelve de forma bastante rigurosa y sistemática el objetivo propuesto. Tiene en su contra el seguir siendo una tesis doctoral, demasiado académica y ardua, como por otra parte es propio de las tesis doctorales de la universidad actual. En su favor tiene sin embargo dos aspectos en mi opinión fundamentales: por un lado, el interés que actualmente suscita el pensamiento de María Zambrano, en torno al cual no dejan de publicarse libros y artículos –en ese sentido, este libro es especialmente recomendable para ahondar en el conocimiento de la pensadora; y, por otro, el que la autora haya sabido escoger de entre su extensa producción unos temas, el tiempo, la ética o la escritura, que resultan, más allá de los linderos del pensamiento zambraniano, enormemente sugestivos y universales que no faltarán, como no lo han hecho nunca, de la reflexión auténticamente filosófica.

Este libro surgió como respuesta que trataba de dar cuenta de una breve declaración de María Zambrano; aquella que encontramos en el prólogo a la segunda edición de El hombre y lo divino, donde, tras haberse planteado el estatuto que la escritura juega en su pensamiento, concluía que el escribir es un "rito, conjuro, ofrenda", la "aceptación del ineludible presente temporal", que en suma se trata de "hacer una verdad, aunque sea escribiendo". Descifrar estas palabras suponía analizar de qué modo M. Zambrano exploraba qué fuera "tiempo", para así, y tras recoger los momentos en los que reflexionaba acerca del estatuto de la escritura, vincular ambas cuestiones, y dar cuenta entonces de en qué medida escribir se constituye para M. Zambrano en un conjuro contra el tiempo.