Cuando la vida además de años también nos regala tiempo, puede ser unbuen momento para iniciar ese viaje interior que solemos tenerpostergado.
Revelador y prodigioso viaje que nos descubrirá
que la semilla que ya viene sembrada en nuestra naturaleza necesita su tiempo para florecer y dar sus frutos.
Frutos que en buena parte,tendrán el sabor y el color
que fuimos recopilando y tomandoprestados de los maestros y maestras, que nos acompañaron en elcamino.