Amar al hermano es la consecuencia de amar a Jesús; y viceversa: sólo quien ama a su hermano puede saber quién es realmente Jesús... y amarlo.
Pero ¿quién es hoy el hermano del cristiano? Y sobre todo, ¿cómo sabemos que en Jesús se nos ha dado Dios de un modo absoluto, definitivo e irrevocable?