ADOLF LOOS. ESPACIOS PRIVADOS

ADOLF LOOS. ESPACIOS PRIVADOS

Editorial:
TENOV
Año de edición:
Materia
ARQUITECTURA
ISBN:
978-84-9900-189-0
Páginas:
282
Encuadernación:
Rústica
Disponibilidad:
Agotado

28,00 €

Adolf Loos consideraba que un edificio debía ser discreto por fuera y revelar toda su riqueza en el interior. Por esta razón, revisar la obra del arquitecto desde sus interiores supone un ejercicio imprescindible para entender la complejitat espacial de uno de los arquitectos más incomprendidos del siglo XX.

Contrariamente a los arquitectos coetáneos de la Secesión, quienes diseñaban sus espacios hasta el menor detalle, Loos se ofrecía como “profesor de interiorismo” y pretendía adaptarse a los hábitos y preferencias del cliente, invitándolos a abrazar su propio mal gusto, en vez de seguir el gust de un arquitecto “esteta”. Junto con el habitante diseñaba espacios acogedores, en los que la calidez se desprendía del uso efectivo de materiales de calidad y de la creación de un espacio contínuo y fluido pautado por diferentes elementos mobiliarios. Loos diseñaba muebles integrados a la arquitectura que otorgaban una función a una parte del espacio, como bancos y estanterías de la misma madera del revestimiento de una pared, o pequeñas salas de estar definidas por un cambio de altura y elementos mobiliarios fundidos con las paredes. A la vez, esta estrategia de considerar el hábitat com un todo (arquitectura y mobiliario), no le imposibilitaba complementar estos espacios con otros muebles producidos industrialmente según modelos clásicos ingleses que utilizaba o copiaba sin pudor, haciéndose valer de un pragmatismo que adquirió durante su estancia en Norteamérica.

Para Loos, la importancia del interior tenía que ver con la vida que se desarrollaba y el respeto a la privacidad e intimidad. En sus escritos periodísticos, publicatdos principalmente en la revista Das Andere, se hace patente la voluntad del arquitecto de modernizar la sociedad austríaca. Más allá de su arquitectura formal, lo que Loos creó fue una nueva cultura del habitar, y es precisamente esta actitud la que lo hace terriblemente moderno.