Rubem Fonseca es el autor brasileño vivo más importante de estos momentos, el autor que encabeza a la vibrante y emociónate escena literaria del país sudamericano. Pero decir esto es decir mucho y nada al mismo tiempo. Para aquel que no ha leído a Fonseca su nombre puede que no le diga nada. Pero para aquel que lo ha leído su nombre significa emoción, sonrisas irónicas, una profundidad en la mirada que atraviesa la piscología de unos personajes que casi siempre viven en las fronteras de la sociedad: asesinos, prostitutas, enfermos, locos, extraños, distintos, así son varios de los personajes que aparecen a lo largo de los cuentos y de las novelas que el escritor brasileño ha escrito a lo largo de su fructífera vida literaria. Personajes límites, como podríamos definirlos, pero que sin embargo logran entender la locura de nuestra realidad, de nuestra cotidianidad, de una manera agridulce, cruda, que logra hacernos comprender más y mejor hacia donde se dirige esta sociedad occidental actual tan pagada de sí misma. Y la verdad es que de pocos autores en el mundo se puede decir que tengan una visión tan aguda, tan certera de lo que somos como sociedad.
