ASTILLEROS GONDÁN. HISTORIA DE UNA TRADICIÓN FAMILIAR

ASTILLEROS GONDÁN. HISTORIA DE UNA TRADICIÓN FAMILIAR. ARRASTRERO CONGELADOR FACTORIA CATAMARÁN DE GRP REMOLCADOR ROMPEHIELOS CONSTRUCCIÓN DE BARCOS BOTADURAS

Editorial:
CONAIS
Año de edición:
ISBN:
978-84-944239-3-2
Páginas:
138
Encuadernación:
RÚSTICA
Disponibilidad:
Disponible en 72h

40,00 €
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La autora comenzó a recopilar datos para esta publicación en el año 1983, en vida de su abuelo. Tanto de él como del actual gerente de Gondán, Álvaro Platero- hermano de la autora- destaca “la capacidad de trabajo y la visión de futuro”

Hace pocos días Gondán botó una de sus últimas creaciones, un moderno e innovador buque que trabajará en el mantenimiento de parques eólicos marinos. Será el primero de estas características que se hace en España. Su aspecto nada tiene que ver con aquellos primeros barcos de madera que se construían en las instalaciones de Figueras hace 90 años. Porque el sector naval ha sido uno de los que más han avanzado con el paso de las décadas, algo que se refleja en «Astilleros Gondán, historia de una tradición familiar». Es el título del libro escrito por María José Platero, hermana del director de la empresa afincada en Figueras, y que recoge fotografías, vivencias y mucha información sobre los cerca de 100 años de la factoría naval. Desde hace unos días está ya a la venta en librerías de Asturias y Galicia. En su interior se pueden ver fotografías de algunos de los barcos que más marcaron al astillero, muchas de ellas en blanco y negro.

Hay que tener en cuenta que de Gondán han salido verdaderos ingenios navales, como enormes buques de apoyo a plataformas petrolíferas, barcos ? escuela para la formación de cadetes o, incluso, barcos de guerra. No es fácil olvidarse del famoso «Jasiri», el barco militar encargado por el gobierno de Kenia y construido en Figueras hace 14 años. Surgieron problemas económicos y el buque no pudo abandonar España hasta hace 5 años, cuando se firmó un acuerdo para que pudiese partir a aguas africanas para luchar contra los piratas. Un barco de guerra con sello de Gondán que forma parte de esa larga historia que se narra en este libro.

«Mi abuelo se adelantó a su tiempo. Fue el primero en poner un motor a una barca. Y siempre dijo que mi hermano era igual. Que decía lo que él pensaba»
CHELO TUYA
Lunes, 10 abril 2017, 01:45

'A mi abuelo, quien amasó como nadie la mezcla de trabajo y la visión audaz del emprendedor. Y a mi hermano, que es capaz de mejorar cada día esa maravillosa receta'. María José Platero deja claro ya desde la dedicatoria de su libro quiénes han sido los motores de su trayectoria literaria y vital. Heredera de la saga Gondán, nombre heredado de la aldea natal de un antepasado, la saga dueña del astillero del mismo nombre y de otras empresas, como la segunda ganadería del Principado, ha compatibilizado su dedicación a Unicef Asturias, entidad que preside, con escribir 'Astilleros Gondán. Historia de una tradición familiar'. Pasado mañana la presenta en Castropol. Después, en el Ateneo Jovellanos con el Aula de Cultura de EL COMERCIO.

¿Cuánto tiempo le ha llevado?

«Cómo le digo a tu madre que cambié la casería por monte»

(Risas) Mejor no decirlo.

¿Tanto ha sido?

Desde 1983, pero estuvo muchos años aparcado. Todo empezó con un homenaje que la Asociación Amigos del Eo le hizo a mi abuelo, Francisco Díaz, en Castropol cuando cumplió 80 años. Pensé que los nietos no sabíamos casi nada de él ni de lo que le había costado llegar a ser el empresario de Astilleros Gondán que todos conocíamos, así que comencé a recopilar toda la información.

¿Y qué descubrió?

Que a todos debe quedarnos grabado el esfuerzo que costó estar donde estamos. Que ser empresario no es fácil. Hay que tener los pies en el suelo y trabajar mucho. Mi abuelo me ayudó mucho en la tarea, ya que cuando mi madre le dijo lo que yo estaba haciendo comenzó a escribirme sus propias notas.

¿Su abuelo escribió para usted?

Me escribió su vida, apasionante, solo hay que pensar que a los 16 años emigró a Argentina y que a los tres años lo devolvieron en un barco dándolo por muerto. Y la de su padre, que también había emigrado de niño, él a Uruguay, y volvió con una fortuna de 15.000 pesetas. Pero hubo que pulir mucho, porque yo quería un libro blanco, sin meterme en política ni en nada de eso.

¿No encontraremos amores ni escándalos familiares?

(Carcajadas) No, no. La única historia de amor que hay es la de mis abuelos, que estuvieron enamorados hasta el último día. De hecho, apenas se sobrevivieron un año. Él murió con 92 años. Ella, con 90.

¿Es posible llegar a ser un gran empresario sin pisar cabezas?

Sí, claro, solo hace falta aplicar el sentido común. Mi abuelo fue un visionario. Hace 30 años nos dijo ¿Abrimos un hotel y un campo de golf en Castropol? Cuando ahora juego en Rapalcuarto digo: 'Qué pena no haberle hecho caso'. Ya digo, se adelantó a su tiempo. Fue el primero en poner un motor a una barca.

¿Cómo lo hizo?

Era 1922 o 1923. Un pescador de Rinlo fue al negocio de mi bisabuelo a pedirle que le pusiera un motor a la barca. Él no lo vio pero su hijo sí. A partir de aquel momento, todo el mundo quería que Gondán hijo le motorizara la barca.

¿A su bisabuelo le gustó que su hijo le enmendara la plana?

Supongo que no mucho. Mi abuelo tenía mucho carácter. A veces era difícil, pero tenía un gran sentido del humor. Le encantaba disfrazarse. Pero, en lo que respecta al trabajo, era muy serio. Aunque no lo hacía por dinero. Le gustaba vivir bien, pero nunca gastó en viajes ni en propiedades. Solo en el negocio.

Un negocio que dejó a su nieto.

Sus hijos siguieron otros caminos y, desde niño, mi abuelo y mi hermano, Álvaro Platero, tuvieron una gran conexión. Mi abuelo decía 'Lo que yo pienso, mi nieto lo dice'. En 1974 empezó a trabajar con él y en 1991 se quedó al frente. Pero, insisto, ser empresario no es fácil. Mi hermano dedica todas las horas a la empresa. Si el astillero está ahí es porque es un negociante maravilloso.

Astillero y ganadería.

Lo de la finca Peruyeira es una prueba de lo que digo. Mi abuelo la compró por si pasaba algo, pero no miraba para ella. Mi hermano la ha convertido en lo que es. Como ha hecho con el astillero. Cuando llegó solo se utilizaba un ordenador y la chapa se dibujaba con tiza antes de cortar manualmente.

¿Algún otro libro en mente?

No soy escritora. Hice este para la familia, para que no se nos olvide de dónde venimos. A mí me ha ayudado mucho. El día 16 hará dos años que me detectaron un cáncer de mama. Hoy estoy plenamente recuperada y escribir me dio mucha fuerza. Si siento algo es que mi abuelo no vea el libro. Siempre me preguntaba: '¿Cuándo botamos ese barco?' . Y lo voy a botar sin él.