BLANCHOT, ESPACIO DEL DESASTRE

BLANCHOT, ESPACIO DEL DESASTRE. ESPACIO DEL DESASTRE

Editorial:
RILKE EDICIONES
Año de edición:
ISBN:
978-84-937127-8-5
Páginas:
94
Encuadernación:
RÚSTICA
Disponibilidad:
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Blanchot. Espacio del desastre
Reseña del libro de José Vidal Valicourt,
Blanchot. Espacio del desastre,
Madrid, Ediciones Rilke,
2011, 89 páginas.
Q
uizá lo más difícil a la hora de escribir un libro sobre Maurice Blanchot sea trazar su itinerario.
Los temas de su obra se entrecruzan y superponen, se anulan o se enfrentan, viven en la
precariedad de una falta de relación que es justamente el espacio sobre el que se tensa la escritura
blanchotiana. Si dejamos a un lado la sorpresa editorial que supone siempre la publicación de un
nuevo libro sobre el pensamiento de Blanchot, lo más destacado de este ensayo de José Vidal Valicourt
quizá sea el hecho de reencontrar en sus páginas un Blanchot total, en el que todos sus temas, y no
sólo unos pocos, aparecen trenzados al hilo de la escritura. No se trata de una visión sesgada de su
pensamiento político, que ande tras los pasos de Auschwitz y las reflexiones sobre la escritura que
nos plantea el concepto de
desastre
, como ya se ha hecho en otros trabajos sobre el autor francés, ni,
como contrapartida, de un libro que pretenda apuntar –otra vez– contra los inicios antisemitas de la
trayectoria ensayística y periodística del escritor de Quain. Tampoco es un ensayo que se conforme
con la etiqueta de Blanchot como un autor del
silencio
, del pensamiento negador y la vaciedad
nihilista como excusa para no adentrarse en los laberintos de su poderosa escritura. Vidal Valicourt
se esfuerza por ofrecernos una cartografía completa del filósofo francés que asuma ese punto en
que nuestros instrumentos de medición, las tecnologías críticas de catalogación, codificación y
examen de una obra y de un pensamiento resultan insuficientes. Se trata de esa relación de tercer
género que proponía Blanchot, por la cual lo desconocido (el propio pensamiento blanchotiano)
permanece como desconocido en cuanto tal, en el exterior de una escritura que, en lugar de envolver
el secreto o atravesarlo, mantiene esa distancia irreparable, esa no-relación irresoluble como parte
de su irreductibilidad.
Hay muchas formas de abordar el itinerario de la obra blanchotiana. Uno de los principales
aportes de Maurice Blanchot, y por lo tanto de los más llamativos alicientes del libro de José Vidal
Valicourt, sería el tema de la
ausencia de poder
. «De algún modo –nos dice el texto–, tratar de pensar
lo desconocido es asumir la impotencia del pensamiento, apostar por una suerte de pensar que no
opera mediante relaciones de poder». Con la tradición que arranca de Foucault y que desemboca en
Deleuze o en Zizek, la analítica del poder se ofrece como una de las herramientas imprescindibles a
la hora de elaborar una máquina crítica que permita reflexionar sobre el mundo presente. Blanchot
inaugura la tradición opuesta, la que recorrerán Derrida o Jean-Luc Nancy, que es la del
impoder
(no
un poder a modo de réplica, una acumulación de resistencias, sino el espacio neutro, la exterioridad
del poder, que es también su interioridad puesta afuera, desobrada). La imposibilidad de la muerte
o la imposibilidad de la escritura, temas netamente blanchotianos, no se entienden sin plantar cara a
esta imposibilidad del poder que se origina en su escritura.
José Vidal Valicourt llega a una expresión del impoder blanchotiano no sólo por la referencia
a este concepto, como a otros muchos que completan toda la cartografía blanchotiana, sino que su
propia escritura se transforma en exterioridad, flujo, experiencia nomádica. Para hablar de Blanchot,
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EDICIÓN # 2 01.12
RESEÑA
desde Blanchot y con Blanchot, no es posible la vulneración del discurso académico, sino que es
preciso confundirse rizomáticamente con él, que la propia escritura se transforme en un laberinto,
el cual no habrá de albergar en su interior al minotauro de la verdad, sino al derrame de identidades,
la ausencia de fijaciones, la ruptura con toda certeza que no sea la de su propio desarrollo. El
error
estaría ligado al
errar
, apunta el autor del libro. Escribir sobre Blanchot, con Blanchot, supone
habitar el espacio literario, y no el museo, la academia o la literatura, en tanto que tecnologías y
discursos de poder. Implica errar en la escritura y olvidar todo destino, toda morada del ser.
El lector podrá comprobar hasta qué punto el libro desaparece para dar paso a las conexiones y
flujos, al devenir nómada de una lectura que se desentiende de su fuerza configuradora y de la verdad
absoluta. El mismo libro acaba por
devenir-Blanchot
y lanzarse a la escritura narrativa, gracias a
lo aprendido por los senderos de la obra blanchotiana, en un último apartado de ejercicio creativo.
Teoría y práctica se confunden; crítica y obra, mirada y objeto, acaban por identificarse.
Cabría preguntarse en este punto por qué se ha dado tan poca utilidad al pensamiento de Blanchot,
y si no será ésa la verdadera causa de su siempre escasa difusión entre escritores, pensadores y
artistas. No hemos sabido dar un uso, una finalidad, a este modelo de lectura y al testigo que nos
había pasado el filósofo francés. Su amigo Jacques Derrida fue el primero en soportar el peso de este
pensamiento del afuera, y desde entonces la crítica literaria no ha dejado de asomarse a la literatura
o la filosofía desde las etiquetas de
deconstrucción, diferencia, gramma, suplemento,
etc., pero no
desde aquellas otras que las inspiraron y que deben su factura a la aportación de Blanchot: espacio
neutro, afuera, desastre. Hemos olvidado la deuda blanchotiana, y por ello el libro de José Vidal
Valicourt nos sirve de recordatorio al traer un Blanchot de primera mano, así como la posibilidad
de reutilizarlo, apropiarnos de él, reescribir y prosificar su pensamiento a través de un relato sobre
la imposibilidad del relato. Esperemos que otros muchos sepan, como el autor de nuestro ensayo,
descubrir a Blanchot, renovarlo y activar un necesario tráfico de ideas blanchotianas a través de sus
propias creaciones filosóficas, literarias o artísticas.
Jorge Fernández Gonzalo - Universidad Complutense de Madrid