La gran ventaja de la novela es no tener la presión de que tiene que acabar o no: puede seguir creciendo y después se le puede quitar todo lo que uno quiera, y se puede tener libertad absoluta en el manejo del tiempo. Eso también lo puede hacer uno en un cuento. Pero el cuento está supeditado a un fin y a un principio firme y concreto. Uno debe saber exactamente qué es lo que va a contar, y la novela permite la improvisación que va surgiendo en el camino. SERGIO PITOL