Fumar, beber alcohol, consumir otras drogas, jugar a tragaperras, comprar sin control, son comportamientos a los que resulta fácil habituarse. Producen satisfacción o consiguen, un momento al menos, que la vida nos parezca más llevadera. Esa satisfacción inmediata, el alivio momentáneo que proporcionan, nos sirve de justificación para repetir el comportamiento.
Así es como algunos hábitos se van convirtiendo en adicciones.