A vueltas con las áreas metropolitanas
Viernes 17 de diciembre de 2010
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Hace casi treinta años, en 1986, publiqué un estudio sobre la organización territorial de Galicia. En él, diferenciaba cuatro tipos de organizaciones supramunicipales: las regiones urbanas, las áreas metropolitanas, las áreas urbanas y las comarcas. Mi intención era adaptar las nuevas ideas vigentes en Europa a la realidad gallega de entonces. Unos años después, en 1989, publiqué otro estudio: Vigo, área metropolitana , que debe de ser el primero que trató este tema: posteriormente, en 1990, hice el paralelo con La Coruña, metrópoli regional . A ellos siguieron los de las áreas urbanas de Ourense y de Ferrol. A partir de 1996, los estudios y los planes comarcales ocuparon el lugar de las ciudades que faltaban.
En estos últimos años otros estudios han sido publicados y puede decirse que tenemos un importante compendio de trabajos propositivos, material sobrado para decidir la mejor organización territorial para el siglo XXI. Ahora, las Directrices de Ordenación del Territorio adoptaron el modelo de 1986, actualizándolo y diferenciando entre áreas metropolitanas y áreas urbanas como espacios de gestión de servicios públicos supramunicipales de diferentes dimensiones, y las regiones urbanas pensadas para proyectar espacios metropolitanos de cooperación que puedan situarse como polos de atracción en el nuevo escenario global incrementando las economías de escala. Si estas demarcaciones deben ser gestionadas por consorcios o por gobiernos administrativos es una cuestión que se seguirá debatiendo algún tiempo, aunque en Europa se prima la desburocratización, la gestión ágil y la reducción del gasto público antes de crear nuevos entes, siempre que los problemas que los justifican puedan resolverse con fórmulas flexibles. En paralelo, vuelve a abrirse el debate sobre las comarcas, no solo como espacios de cooperación y de planificación sino también como una fórmula agregada que abra el paso a una fusión municipal. Algo así como la creación del municipio-comarca, que recientemente expuse, y que estaría formado por distritos municipales respetuosos de las identidades locales y mantenedoras de la proximidad a la población, pero formando parte de un municipio mayor.
Podríamos llegar así a una Galicia compuesta por dos regiones urbanas de cooperación y planificación territorial (Golfo Ártabro y Rías Baixas), dos áreas metropolitanas (Vigo y A Coruña), cinco áreas urbanas para la gestión supramunicipal, y alrededor de 45 comarcas-municipio. Habríamos eliminado entes obsoletos como las mancomunidades y muchos consorcios locales superpuestos, cuatro diputaciones y 315 municipios, además de una delegación territorial de nuevo cuño, y todo ello sin alterar las identidades territoriales, las relaciones ni los flujos económicos y funcionales existentes. Al igual que esta propuesta, puede y debe haber muchas otras, pero sea cual fuera la opción elegida, lo que no deberíamos demorar es promover el consenso por una organización territorial más moderna y eficaz que la actual, pero con una articulación unificada y no mediante añadidos continuos. Información y propuestas para tomar decisiones tenemos suficiente. Y no es necesario esperar a un nuevo Estatuto. Galicia lo agradecería.
Ver también el artículo:
http://www.uib.cat/ggu/docs/galicia/ferrol.pdf
LAS CIUDADES Y EL SISTEMA URBANO
REFLEXIONES EN TIEMPOS DE CRISIS
Excursión científica del XI Congreso de Geografía Urbana de la AGE
Breve reseña del sistema urbano de Galicia y Norte de Portugal
COORDINADORES
Francisco José Armas Quintá
Ángel Miramontes Carballada
Dominic Royé
AUTORES
José Antonio Aldrey Vázquez
Jesús González Pérez
Rubén Camilo Lois González
Alejandro López González
María José Piñeira Mantiñán
Andrés Precedo Ledo
José Antonio Rio Fernandes
José Somoza Medina
