El hombre sin atributos es una obra que puede resultar
desconcertante: así reaccionaron al menos muchos de sus
primeros lectores. En ella, Musil prescinde de la experimentación
puramente formal para superar las barreras que tan a
menudo se erigen entre la filosofía y la literatura.
Por ello, los escritos de Musil son inclasificables:
apelan tanto a la inteligencia como a la sensibilidad.
Si, en efecto, la literatura no tiene por qué resolver problemas,
en el sentido que normalmente damos a esta palabra,
y si con mayor motivo no puede pretender desempeñar
un papel redentor, en cambio sí está capacitada
para proponer prototipos de soluciones,
"interpretaciones" susceptibles de contribuir
a entender mejor los problemas.
"Destacado filósofo, dotado de cualidades humanas
poco comunes, la amistad era para Jean-Pierre Cometti
una "forma de vida", según una expresión wittgensteniana
a la que él mismo dedicó numerosas páginas."
Roger Pouivet, Le Monde
