“El sol calentaba el rincón de la calle donde antes descansaba, regresé allí y me repanchingué en el poyete. Cada fotón que lamía mi piel me producía un dulce hormigueo muscular. ¿Era, después de mucho tiempo, feliz? Y si así era, ¿por qué? Agarré la litrona y bebí mientras lanzaba al aire la moneda de un euro, que giraba y al girar producía la ilusión visual de una esfera que sube y baja y cae en la palma de mi mano”. Aquí se presenta un conjunto de historias en las que se encuentran desde las delirantes andanzas de un jovial vagabundo hasta la extrapolación del método científico al estudio del amor, pasando por la aplicación de la segunda ley de la termodinámica a un viaje de fin de carrera, la última decisión de un hombre que resolvió no volver a decidir nunca jamás, el dilema del rey de los holgazanes, atribulado porque debe ponerse a trabajar, las artimañas de una astuta mosca para inquietar al confiado paseante, la amistad surgida entre el último hombre en la Tierra y un moco lujurioso, o el café como lugar de encuentro con los alienígenas. Éstas son algunas de las veinte historias que componen “El rey de los holgazanes”.
