Siempre he pensado en que algo anda mal en la forma en la que los consultores hacemos nuestro trabajo. El problema radica b sicamente en que el talento con el que cuentan las consultoras no est en capacidad de asesorar a nadie. Pr cticamente todas las grandes consultoras tienen por pol¡tica contratar j¢venes, como lo era yo cuando empec‚ en este mundo, sin experiencia laboral real y sin los galones necesarios para asesorar a una empresa con fundamentos s¢lidos. Es por esto por lo que los consultores nos hemos venido ganando la merecida fama de ?vendedores de humo?. Pero, adem s, como si fuera poco ser unos farsantes, los consultores nos comportamos como unos pedantes. Solemos mantener una actitud de superioridad frente a la competencia, frente a nuestros compa¤eros y, lo peor de todo, frente a nuestros propios clientes. Yo no era la excepci¢n, yo tambi‚n me cre¡a la verga, o en su defecto, la polla, como dicen en Espa¤a.