EL VELERO GALATEA

EL VELERO GALATEA. EL BUQUE ESCUELA GALATEA

Editorial:
NAUTICAL UNION WORKS S.L.
Año de edición:
ISBN:
978-84-942678-8-8
Encuadernación:
Rústica
Disponibilidad:
Agotado

32,00 €

Formato GRANDE 24x18 cm - 516 páginas.

Por encima de todo este libro es una muestra de cariño a un buque, que de alguna manera marcó para siempre las vidas de los que en él embarcaron, a pesar de las dificultades pasadas. Su principal valor es que está hecho con testimonios directos y hechos reales de los verdaderos y únicos protagonistas: la gente de mar que embarcó en el GALATEA. Ellos y los que ahora con mucha perseverancia, ilusión y esfuerzo han sacado el libro adelante, con una muestra magnífica del amor a las cosas de la mar y a la profesión marinera. Amor del que estamos muy necesitados en una nación como España, que tantas veces mira a la mar de perfil o se vuelve de espaldas a ella.

Libro en Impresión bajo Demanda (Printing On Demand)

ARMINIO SÁNCHEZ MORA
y
MIGUEL ACEYTUNO COMAS


INGRATA PATRIA, NE OSSA QUIEDEM MEA HABES.
Ingrata patria, ni siquiera tienes mis huesos.
(Epitafio de Publio Cornelio Escipión).
CONTENIDO
PRÓLOGO 15
INTRODUCCIÓN………………………………………………………..………….18

PARTE I
EL BUQUE ESCUELA GALATEA: AGRADECIMIENTOS
El Galatea 21
Arminio Sánchez Mora 21
Miguel Aceytuno Comas 22
Alberto Vera Meizoso 23
José María Castrillón Mesa 23
Miguel Gómez Ruiz 25
Gerardo Ureña Massa 26
Manuel Carrasco Rubio 29

PARTE II
EL GALATEA Y SUS TRIPULANTES
El Galatea y sus tripulantes 32
El bricbarca Galatea: Bajo tres banderas 33
la Arboladura de bricbarca 34
La propulsión mecánica 36
La vida a bordo 40
Dos décadas más tarde 44
La dotación de reemplazo del buque 45
Maniobras y adiestramiento de la dotación 47
Asignaturas a impartir en el curso académico: 47
Pito de maniobra 51

PARTE III
DESCRIPCIÓN DEL GALATEA: HABLAN SUS MARINEROS
Descripción del Galatea: hablan sus marineros. 53
Arminio: 55
Miguel Gómez: 56
Arminio: 58
Miguel Gómez 59
Arminio: 60
Meizoso: 62
Miguel: 63
Gerardo Ureña 66

PARTE IV
LAS SINGLADURAS
Los primeros tiempos. 67
La Guerra Civil. 70
Ministerio de Marina. Decretos 3 de agosto de 1.936 71
La Guerra Mundial. 73
Ministerio de Marina “escuelas” orden de 27 de diciembre de 1.939. 75
ABC. Sábado 15 de enero de 1.944 76
El Ferrol del Caudillo. 16 de enero de 1.944 76
ABC. 6 de febrero de 1944. 76
Arturo Souto Iglesias 77
La Postguerra: 80
Agresiva aventura yanki. Por Arturo Souto Iglesias. 80
El ciclón de las Azores. 82
Agencia EFE. Noticias sobre el ciclón, 4 de octubre de 1.946 86
Bienvenido, Mister Marshall. 87
El buque escuela Galatea en Nueva York. Agencia Efe 88
Temporal en Nueva York: enero de 1.954 88
La tragedia del Pamir 91
De Azores a Ferrol, temporal 94

PARTE V
DEL CUADERNO DE BITÁCORA
Del cuaderno de bitácora 96
Viaje iniciado en septiembre del año 1.953 y finalizado en enero 1.954 97
Viaje iniciado en marzo de 1.954 y finalizado julio del mismo año 98
Viaje iniciado en septiembre de 1.954 y finalizado en diciembre del mismo año 99
Viaje iniciado en marzo de 1.955 y finalizado en julio del mismo año 100
Viaje iniciado el 15 de septiembre de 1.955 hasta el 15 de diciembre del mismo año 101
Viaje iniciado el 16 de marzo de 1.956 y finalizado el 15 de julio del mismo año. 101
Viaje iniciado el 15 de marzo de 1.957 y finalizado el 15 de julio del mismo año 104
Viaje iniciado el 15 de septiembre de 1.957 y finalizado el 17 de diciembre del mismo año 106


PARTE VI
EL GALATEA BUQUE CUARTEL A FLOTE YCFN-11
El Galatea buque cuartel a flote YCFN-11 109
De La Graña a Glasgow 110


PARTE VII
LOS HOMBRES DEL GALATEA: LAS HISTORIAS
El cabo segundo del Galatea Gerardo Ureña Massa 112
Riada de Valencia del 14 de octubre de 1.957 112
Mi familia 115
Marinero voluntario. 117
Del Galatea al Sarmiento de Gamboa, pasando por el Minador Eolo 120
Licenciado de la Armada 121
La pérdida del velero Galatea 122
Un portaaviones inglés visitó Ferrol 125
Comentando un par de fotos 128
La última vez que vi el Galatea 130
Pequeñas cosas que retornan a mi memoria sin saber por qué 133
Mi ingreso en la Armada 136
A bordo del Galatea 140
Miguel Gómez Ruiz 145
Y el Galatea fondeó 145
Réquiem para el Buque Escuela de Maniobra Galatea. Arturo Souto (transcrito por Miguel Gómez Ruiz de Historias de la Mar, abril de 1.983) 147
La comunión del Atlántico 149
Compras en Dakar 150
El comehuevos del Galatea 150
Hace ya doce años 151
Jose Castrillón Mesa 156
Tres años en el Galatea 156
Gabriel Antonio Concepción Conde……………………………………………..158
Recuerdos de una vida……………………………………………………………158
Gerardo González 162
Guardia recargada 162
Juan Pérez Villares 162
Comida para el comandante 163

PARTE VIII
LA LLEGADA AL GALATEA
La Marina te llama: 164
Miguel Gómez Ruiz 168
José Castrillón Mesa 169
Arminio Sánchez Mora 172
Fernando Tena Díaz 175
Alberto Vera Meizoso 176
Eduardo Ruiz Mañogil 177
Francisco Rebollo Ortega 179
Recordando los primeros días en el Galatea 179
Marinero de reemplazo 179
Destinado en el cuartel de marinería de Cartagena 180
En el cuartel de marinería de San Fernando 180
La especialidad de Maniobra 180
Mi llegada al Galatea 181
Mis primeras impresiones. 181
La primera noche 181
El primer sueño en el Galatea 182
El sollado polivalente 182
Al día siguiente en cubierta 182
Los jefes, oficiales y suboficiales 182
Los compañeros 183
La primera comida 184
Los primeros días a bordo del Galatea 184
El primer Baldeo 185
Recuerdos 185
Gerardo Ureña Massa 186
Juan Pérez Villares 187
José Criado Pérez 188
Manuel Carrasco Rubio 190


PARTE IX
EL GALATEA EN LA PRENSA Y OTRAS PUBLICACIONES
La Voz de Galicia 191
El País , 21 de noviembre de 1.999 192
El buque fantasma 195
Crónica de un viejo navío 196
La profunda transformación vivida por un barco repleta de historias y anécdotas. 197
El Correo Gallego 16 de febrero de 1.992. 198
Interpelacion en el Congreso 199
Llamada de socorro al diario ABC 200
Revista General de Marina 201
Revista General de Marina: Canciones para un velero 202


PARTE X
HISTORIA DE UNA ACUARELA
Triste noticia pintando al Galatea 205
Como modelo, una postal del velero 205
Historia de la postal 206
15 de mayo de 1.951, martes. Página 12 207
16 de mayo de 1.951, miércoles. Página 11 207
22 de mayo de 1.951, martes. Página 14 208
Averiguaciones detalladas de algunos aspectos del buque 208
Lugar y fecha de la postal original 208
Color de la pintura de la obra viva del casco 210
Salida de humos de las máquinas del Galatea 210
Alta y baja en la Armada 211
Extracto literal del documento de la "Baja del Buque Escuela Galatea" 213

PARTE XI
ESCRITORES A BORDO DEL GALATEA
Miguel Delibes marinero voluntario en el Galatea. 215
El Galatea primer destino 216
El "peludo" Delibes 216
Carta de Delibes a su madre año 1.938 217
Las "mascadas" 217
"Hombres arriba y abajo" 218
La Marina es más dura que la Legión 218
En el crucero Canarias 218
Condecorado 219
El regreso al Galatea 219
La Guerra Civil, conflicto generacional 219
Los "muñones del alma" 220
La guerra dejó más mutilados psíquicos que físicos 220
el Galatea, al final del camino 220
Hace 70 años de aquella lucha fatal 221
El velero 221
Delibes, marinero en tierra ferrolana 221
Llegada en tren a Galicia 222
Capitán de Fragata Luis de la Sierra 223
Los aprendices del Galatea para Don Luis 228
Arturo Pérez Reverte 229
El Galatea y las monjas de Puerto Rico 229
La bandera española sigue ondeando en Puerto Rico. 230
La historia de las monjas y la bandera 231
Arturo Souto Iglesias 232
El “extra” de los viernes con baldeo general. 232
El “veña veña”. 233
El paseo de los cuarenta en Punta Delgada. 235
El nuevo foque volante de “Don Jorge” es izado en el Galatea 236


PARTE XII
ALETA DE TIBURÓN: A BORDO DEL GALATEA
Aleta de Tiburón: "A bordo del Galatea"…..……………..……………..………236
Prólogo 245
La Graña, Ferrol. Principios de los 80 247
Muchos años antes: La llegada a la Graña 248
Ferrol, veinte años antes 252
En el aula 255
En la mar 259
Explorando el interior 262
Las primeras singladuras 265
En la jarcia del palo mayor 268
Rumbo a Rotterdam 272
Leyes Penales 275
Proa a las Canarias 279
El hallazgo 284
Singladuras por el Atlántico 288
Conjeturas 292
Hacia las costas brasileñas 296
En la escala Real 302
Mar y solamente mar 309
En Capitanía General 316
En Salvador de Bahía 321
Trabajos a bordo 326
El Galatea en Nueva York 332
Maniobras en cubierta 339
Por las mismas latitudes que el Pamir 344
Por fin en la mar 350
Rindiendo viaje en Ferrol 358
El encuentro 365


PARTE XIII
RECORDANDO AL GALATEA
Recordando al Galatea 373
A ti Galatea 373
Canción del Buque Escuela Galatea 375
Himno del Buque Escuela Galatea 377
Canción de los veteranos 378
Canción de los especialistas de maniobra 379
Himno del Cuartel de Instrucción de Marinería de Ferrol en el año 1.953 380
Canción a los peludos. 380
Un velero 382
Recuerdo del Galatea 382
Un velero blanco 383
Aventura 384
El Galatea navega de nuevo 385
Despedida 386
Deseos 387
El Galatea 388
Añoranzas 390
Blanca Galatea 391
Nereida Galatea 393
El aprendiz y el Galatea 394
Olvido 395
Cruzando el Ecuador 395
Especialistas de maniobra 396
¿Como eres Galatea?. 397
A los que vuelven a recordar El Galatea 398
No te olvidamos 400
Dedicada a Castrillón 400
El Galatea, para Gabriel Antonio Concepción Conde. 404
El Galatea en Glasgow 405
Reencuentro con el Galatea 406
A tí Nereida Galatea 406


PARTE XIV
APÉNDICES
RECORDANDO AL ANTECESOR DEL GALATEA, LA NAUTILUS

Recordando al antecesor del Galatea, la Nautilus 408
Biografías de los condecorados en la Nautilus. 413
D. Francisco Rodríguez Saleta 413
D. Antonio Blanco Paz 413
D. Baltasar López Pérez 414
D. Francisco Navarrete Ceniza 415

EL GALATEA EN LA MITOLOGÍA
El Galatea en la mitología 417

COMANDANTES DEL BUQUE GALATEA
Comandantes del buque Galatea 418

NUEVAS SINGLADURAS DEL GALATEA
Nuevas singladuras del Galatea 420




PRÓLOGO
Don Arminio Sánchez, a quien no tengo el gusto de conocer en persona, me ha escrito una carta en la que me pide prologar este libro, dado que el “GALATEA”, me dice, “fue el buque que guió sus primeros pasos en la Armada”. Y así es; fue en marzo de 1963, con mi flamante título de Ayudante Especialista de Maniobra, que era el empleo militar más bajo del Cuerpo de Especialistas, cuando pisé por primera vez la cubierta de madera del “GALATEA “. Era mi primer barco en la Armada y aunque nunca navegué en él, no solo guió mis primeros pasos en la Armada, como dice don Arminio, sino que fue una experiencia única, que siempre ha estado presente y me ha ayudado mucho a lo largo de mi vida y, particularmente, en mi carrera en la Armada.
Vivir en un barco siempre ha sido duro y esto se acusa más en ciclos de dificultades económicas, como los que sufrió España en los años 50 y principios de los 60, del siglo pasado. Sin duda, no fueron tiempos fáciles para servir en la Armada, (entonces la Marina de Guerra). Muchas de las anécdotas y vivencias que recoge el libro ponen de manifiesto modos de vivir, de aprender, de mandar y de obedecer que hoy nos pueden parecer extremos, pero que eran lo habitual en los buques y en tierra.
Se ingresaba en la Armada de especialista, por muy diversas razones, la principal quizá fuera la de buscar un empleo que asegurara a los jóvenes un futuro que, en el plano laboral, era entonces casi tan incierto como ahora. En mi caso particular, yo ingresé al acabar el Bachiller Superior, lo cual me ofrecía una oportunidad, en el futuro, una vez fuera Cabo Primero, de poder prepararme, a expensas de la Armada, para el examen de ingreso en el cuerpo de Oficiales. Con esta idea fija, alguien me recomendó que pidiera la especialidad de Maniobra, porque luego me sería de mucha utilidad, si conseguía ingresar en la Escuela Naval; como así fue.
La especialidad de Maniobra se asociaba a la rudeza de la profesión marinera y de la vida en la mar. Se decía que, para ser un buen Contramaestre o un buen Cabo de Maniobra no se precisaban grandes dotes intelectuales; bastaba con ser una persona bragada, de vocación marinera y que supiera manejar a la gente, “hacerlos trabajar”, para entendernos; hoy diríamos que debía de ejercer el liderazgo. Como tantas otras cosas, con el paso de los años esto ha cambiado mucho. Hoy en día, un Contramaestre es un profesional con conocimientos teóricos y prácticos en muchas áreas: navegación, aprovisionamientos en la mar, fondeo, manejo de embarcaciones menores, amarras, remolques y, en suma, en cualquier maniobra que se lleve a cabo en cubierta, tanto en la mar como en puerto. Todas estas maniobras se hacen, en la actualidad, con equipamientos diferentes y mejores que los de antaño pero, en muchos casos, nunca dejan de ser penosas y complicadas y para hacerlas bien y de forma eficiente, se necesitará, siempre, contar con gente decidida y resuelta, que conozca muy bien su oficio y que esté acostumbrada a trabajar en equipo y a hacer trabajar a ese equipo en condiciones difíciles; es decir, se necesitará gente de mar. En esto, las diferencias con el pasado no son tan grandes.
Y la buena gente de mar, es obvio que ha de formarse en la mar, navegando. Porque cuando una persona ha estado en la mar durante períodos prolongados de tiempo, cuando ha soportado la meteorología adversa, en estrecha convivencia con los compañeros, -y nunca mejor dicho lo de estrecha-, cuando ha estado sometido a un horario exigente y a un régimen de vida estricto y regulado, adquiere un tipo de formación que no puede darse en ningún otro sistema educativo. En un velero-escuela se logra todo esto de forma natural. De ahí la gran importancia que tuvo el “GALATEA” en la formación de los especialistas de Maniobra, que discurren por este libro y de ahí el interés actual de la Armada en conservar el “JUAN SEBASTIAN DE ELCANO” como buque-escuela.
Ya he dicho que aquí se recogen vivencias de gente de mar. Por las páginas del libro transitan los sentimientos de muchos de los que navegaron en el “GALATEA” y los de algunos otros, que sin haber tenido la suerte de navegar en él, guardan un magnífico recuerdo de la vida a bordo de este emblemático velero-escuela. Al leer el libro y ver las fotografías he vuelto a recordar el pasado y a sentirme plenamente identificado con muchas de las anécdotas y de las vicisitudes que en él se recogen. Porque en el año y diez meses, que estuve embarcado en el “GALATEA”, en diferentes etapas, subí a los palos descalzo, dormí en coy colgado y en cubierta, hice de ranchero y fui instruido en la conveniencia de baldear sin botas de agua “para que no os salgan hongos en los pies”, como nos decían; aprendí a hacer nudos, a tocar el chifle y a patronear botes; y hasta a pescar calamares de noche, con potera y luz intensiva. Me identifico también con los que comían parrochas y jureles, después de haberlos limpiado y me acuerdo de aquel caldo gallego que era todo patata, con alguna habichuela y mucho unto, que un día sí y otro también, nos aparecía en la gaveta, después del toque de “armar mesas y repartir”.
Pero por encima de todo, este libro es una muestra de cariño a un buque, que de alguna manera, marcó, para siempre, las vidas de los que en él embarcaron, a pesar de las dificultades pasadas. Su principal valor es que está hecho con testimonios directos y hechos reales de los verdaderos y únicos protagonistas: la gente de mar que embarcó en el “GALATEA”. Ellos y los que ahora con mucha perseverancia, ilusión y esfuerzo han sacado el libro adelante, son una muestra magnífica del amor a las cosas de la mar y a la profesión marinera. Amor del que estamos muy necesitados en una nación como España, que tantas veces mira a la mar de perfil o se vuelve de espaldas a ella.

Manuel Rebollo García
Almirante General, (R)
Ex Jefe de Estado Mayor de la Armada


INTRODUCCIÓN
Hoy en día, basta cualquier teléfono móvil para conocer nuestra posición con la precisión del sextante del mejor piloto del mundo. Una aplicación en nuestra tablet nos permite indicar por wifi o bluetooth al sistema electrónico de navegación, a que puerto deportivo queremos dirigirnos y que calcule la velocidad para llegar justo a la hora del vermú, mientras el AIS nos va indicando eslora, manga, nombre del capitán y cocinero de los barcos que nos vamos encontrando en la ruta.
Pero eso no es navegar.
Al subir al puente de un barco actual nos choca que los oficiales no llevan pata de palo y un loro en el hombro, sino que son ingenieros titulados, y que no miran al infinito con un catalejo por el ojo que no tapa el parche, sino que se afanan detrás de la pantalla de un ordenador.
A pesar de ello en pleno siglo XXI muchas escuelas de navegación forman a las futuras generaciones de navegantes en grandes veleros. ¿Qué sentido tiene esto? ¿Por qué gastar tontamente unos recursos económicos que bien podrían emplearse en ordenadores? ¿A qué viene obligar a los chavales a que trepen a uno palos cuando van a tope de cálculo matemático?
Porque eso sí es navegar.
Ahí fuera estás solo. Sí, tienes una radio, y con suerte cuando vengan mal dadas podrás lanzar un mayday que, con aún más suerte alguien escuchará. Y seguro que ese alguien es, como tú, un marino de buen corazón, que arriesgará su vida para venir a buscarte… pero es muy posible que cuando llegue duermas ya bajo las aguas.
No te engañes: análisis, cálculo, trigonometría esférica… te lo van a enseñar las aulas. Y guay de ti como no te apliques. Pero realmente comprenderás que es navegar cuando te veas en medio del temporal, con unas velas rifadas que van a hacer zozobrar el barco como no suba alguien cuarenta metros descalzo por unos flechastes cubiertos de agua de mar helada, navaja en mano, a degollarlas. Y todos, todos del primero al último dais un paso adelante, sabiendo que si esto se va a pique os vais todos juntos, de capitán a paje de escoba. Y quieres ser tú quien suba, pues sabes que si no va a tener que hacerlo quien es para ti más que tu hermano.
Estamos hablando de chavales que no tenían los veinte años. Y aunque ellos no lo sabían al entrar, no era maniobra, ni navegación, ni moral, ni historia, ni buenos modales lo que sus maestros querían enseñarles. Querían que aprendieran a navegar, a ser marinos, a ser hombres de verdad. Luego, algunos quedaron en la Armada, otros pasaron a la mercante, otros… la vida da muchas vueltas.
Pero lo que aprendes en la noche oscura, en la tempestad, a cientos de millas de tierra, mientras das un paso al frente y piensas “no, que mi hermano no se juegue la vida”… eso no se olvida.
El Galatea fue buque escuela de cabos y contramaestres de la Armada española desde 1.922 hasta el primer semestre de 1.980, cuando ya no se permitía la vida a bordo y tuvo que ser desalojado. Año tras año, chavales que apenas habían cumplido los veinte años se formaban sobre sus tablas. Esta es la historia de un velero, las anécdotas, los viajes y la vida a bordo de unos jóvenes muchachos que formaron parte de su dotación y que actualmente solo quieren rescatar la memoria de aquel legendario buque. Lo que aquí se narra es el nacimiento, vida, muerte y resurgir de sus cenizas de un buque que nació para mercante, vivió como escuela de maniobra de la Armada española y, abocado a su más letal abandono, sucumbió en un apartado muelle de Sevilla.
¿Sucumbió? No. Antes de ser convertido en chatarra fue rescatado de la más humillante indignidad para que hoy en día su figura recorte el horizonte de la tierra escocesa que le vio nacer y cuyos habitantes nunca se olvidaron de aquel hijo pródigo.
Lo que más adelante va a leer no son situaciones ficticias, es pura realidad; momentos anclados en el tiempo traducidos en impresiones, alegrías y tristezas, vividas y contadas por quienes formaron parte de sus dotaciones. Sin ellas y su pasión encendida por el Galatea nunca hubiese sido posible dar a conocer estos retazos de su historia.
El lector encontrará repeticiones, quizás frases entrecortadas por la emoción que contienen. Los autores… no, los compiladores de estos relatos apenas si hemos tenido valor de tocar una coma. Hemos preferido que le llegara a usted, lector, tal como nos las contaron a nosotros los protagonistas de esta historia: los marineros del Galatea.
Todo comienza con un grupo de marinos que dieron unos años de su vida por un ideal lleno de prometedoras aventuras y pasado el tiempo se han vuelto a encontrar tierra adentro. Y no estamos hablando de personajes de una novela de Conrad, sino de hijos de vecino que buscaban labrarse una vida en una España mucho más cercana en el tiempo de lo que parece.
La calma chicha que ha pervivido desde su abandono hasta hace unos años, ha dado paso a una maravillosa galerna, y nosotros, los antiguos navegantes del velero, anclados en el pasado pero llenos de vivencias, nos amarramos al andarivel para no perder contacto con cubierta en su nuevo navegar
Llenos de ilusión y alegría queremos vivir esta nueva travesía en la que hemos contado con algunos nostálgicos del Galatea que, con la disposición y diligencia que les caracteriza, consiguen que vivamos momentos muy queridos para todos nosotros. En una vida que poco a poco se diluye miras atrás y contemplas gozoso cómo la estela que vas dejando a popa, en vez de confundirse con el mar, toma vida y queda imborrable entre las aguas para que marinos en tierra puedan escudriñar su camino