Sinopsis
Tras un año castigado por desobediencia a un superior, Diego es exonerado y se le encarga la misión de viajar a América para recoger a una personalidad eclesiástica que deberá traer la paz entre las diferentes órdenes religiosas, en la España de principios del S XVII.
El secreto con que se monta la operación a espaldas del Santo Oficio, hace que crezca la desconfianza entre sus dirigentes que habilitarán todos los medios posibles para impedir el buen fin de la encomienda.
Historia trepidante de viajes por mar, de luchas y maniobras imposibles terminan con un giro sorprendente de la propia historia.
El autor
Manuel Derqui Civera nació en Málaga en 1948, vivió en Málaga, Nules, Alcoy, Santa Cruz de Tenerife y Barcelona.
En Santa Cruz se enamoró del mar y esa pasión no le ha abandonado en toda su vida.
En Barcelona se aficionó al modelismo naval y desde él a la reconstrucción histórica especializándose en el siglo XVII.
Fruto de sus estudios escribió una monografía sobre los galeones españoles del siglo XVII, como el que protagoniza la presente obra.
Los lectores opinan
Cuando llegó a mis manos un ejemplas de “El viaje del Purísima Concepción”, reconozco que me dispuse a leerlo no sin cierta prevención. Conozco al autor desde hace tiempo y, sinceramente, no le creía capaz de haber escrito una novela entera, no por dudar de su capacidad, sino por lo dispar entre la vida del autor y esta obra. Es como si tu hermano médico de pronto te mostrase un coche deportivo totalmente reconstruido por él. ¡Increíble!
He de reconocer, sin embargo, que la historia me ha gustado, la novela me ha gustado, no es una historia más o menos bien tramada y decentemente contada pero plana, es una historia viva, compleja que, además de divertirme, me ha hecho pensar. En la religión, en Dios, en los hombres y sus creencias.
La historia comienza como un libre de viajes describiendo las alpujarras y el valle de Genil, luego Sevilla “excesiva y obscena” la define el autor, la capital del mundo. Luego entra en la trama del viaje, donde se patentiza la perpetua presencia del barco, como se estira y resiste o se acurruca y arrulla, según la mar y el viento que le toca. Las divertidas discusiones con el representante del Santo Oficio, las cuitas de Diego en manos de la Inquisición.
Una historia amena, divertida y curiosa. Una historia de amistad y camaradería, con un alto sentido del deber. Muy bien resuelta.
Qué mejor que decir que me ha gustado mucho.
Juan Sarasal Sau
