Este libro se ocupa de poner en valor una cultura gráfica marginada tanto por la historia del arte –debido a estar fuera del canon– como por el diseño gráfico –que consideró solo las producciones a partir del surgimiento de la figura del diseñador y del diseño como disciplina a mediados del siglo XX–, y lo hace a través del análisis de episodios locales que involucran diversos dispositivos: libros, publicaciones periódicas, álbumes ilustrados, afiches, mapas y tarjetas postales.