Espectador de un mundo deshecho e insultante en su mediocridad, Antonio Rodríguez alcanza con seriedad y sentido crítico nuestra penuria sentimental e intenta salvarnos de la ridiculez, de la moral de esclavos, de la ignorancia, de la miseria. En Insomnio procura atrapar cada uno de los órdenes y los desórdenes del mundo, que no dejará de moverse en la noche inmóvil.