¨Qu‚ es la iron¡a? ¨Cu les son sus formas? ¨Cu les son, tambi‚n, sus trampas? Tantas preguntas delicadas a las que el autor, no desprovisto deÿ su propia iron¡a, responde con la ayuda de infinidad de ejemplos que muestran su enorme cultura tanto musical como filos¢fica. Sumariamente, ¨qu‚ es la iron¡a sino la conciencia, una buena conciencia gozosa ?con la que se distingue de la hipocres¡a? No hay humor sin amor ni iron¡a sin goce. La iron¡a, en suma, salva lo que puede ser salvado. Es mortal para las ilusiones, teje, por doquier, las telas de ara¤a en las que quedan atrapados los pedantes, los vanidosos, y los grotescos. ?Iron¡a, verdadera libertad?, clama Proudhon en el fondo de su celda en Sainte-P‚lagie. La iron¡a interroga todo; con sus preguntas indiscretas arruina cualquier definici¢n, perturba todo el tiempo la pedanter¡a pontificante que se encuentra presta a instalarse en una deducci¢n satisfecha. Gracias a la iron¡a, cuando se reconoce, el pensamiento respira m s ligeramente, danzarina y chirriante, en el espejo de la reflexi¢n.