Silvia, una excelente actriz de doblaje, es asesinada en el tercer sótano del parking cercano al estudio de Santiago de Compostela donde ella trabaja habitualmente. La han estrangulado y en su boca abierta sin lengua aparece una bola de papel donde el asesino ha escrito: Take 1. Un par de días después del crimen y la tarde posterior a la incineración de la mujer, en un estudio de doblaje de Vigo, aparece muerto Willy, un técnico de sonido con el que ella y Rafa -el director que encontró el cuerpo de Silvia- formaban un trío insustituible. Su cadáver aparece en la sala de mezclas estrangulado y con cinco de sus dedos cortados con una herramienta similar a la que utilizaron para mutilar a su compañera. En la pantalla, al que aparentemente mira el cuerpo sin vida del chico, puede leerse escrito con su propia sangre: Take 2. La conmoción sacude al colectivo de actores de doblaje que se mueve por los distintos estudios de Galicia. Areal, Valiño y la subinspectora encargados del caso son conscientes de que el tiempo corre en su contra. Un asesino en serie ha empezado a actuar y nadie sabe en qué momento puede volver a hacerlo. El apremio para encontrar al monstruo deriva en un puzzle en el que ninguna ficha parece encajar.