LAS HIJAS DEL CAPITÁN EL INQUILINO

LAS HIJAS DEL CAPITÁN EL INQUILINO. EL INQUILINO AUTOR FERROLANO CUANDO FRANCO LLEGÓ TARDE A LA BOTADURA DE UN BARCO

Editorial:
HONTANAR
Año de edición:
ISBN:
978-84-95728-99-9
Páginas:
120
Encuadernación:
Rústica
Disponibilidad:
Agotado

12,00 €

Toda la historia de la literatura es una sarta de mentiras, y todos los que hicieron literatura desde Homero hasta el último premio Nobel son unos mentirosos. Ni Don Quijote ni Sancho existieron, ni Hamlet ni Ofelia, ni Fausto ni Margarita. Además, toda la literatura es pecado porque va de plano contra el mandamiento de la Ley de Dios que manda no mentir.

Todo lo que se cuenta en este relato no es cuento sino verdad de arriba abajo, empezando por las hijas del Capitán, que tienen nombre y apellidos. Es verdad que Franco llegó tarde en Ferrol a la botadura de cuatro cañoneros, y es verdad todo lo que aquí se cuenta, hasta lo de que Franco señalaba un pastelito en una bandeja con el dedo meñique enguantado de blanco, que yo lo vi y estaba allí mirando a Franco, y a la edad que lo cuento.

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Alfonso Seco, 76 años y jubilado de Bazán, era un adolescente cuando en septiembre de 1951 un barco quedó a medio botar en la grada del astillero y a punto de partir porque Franco llegó tarde. Estaba todo organizado para lanzar al mar tres torpederos (los Osado, Meteoro y Rayo, de acuerdo con la lista de botaduras). Ya Franco en la tribuna, todos comenzaron a ponerse nerviosos porque la pleamar había pasado la repunta y comenzado la marea a bajar, pero nadie se atrevió a suspender la ceremonia y atribuirle la responsabilidad al dictador. Por eso se botó el primero, que llegó bien al mar, y se cortó el amarre del segundo, pero quedó a medio entrar en el agua, y el tercero ya no se intentó. El segundo, como todos los ingenieros y trabajadores jubilados saben, podía partir si no se actuaba muy rápido. Alfonso recuerda que su padre, obrero de gradas, «estuvo cuatro días sin volver a casa, durmiendo y comiendo dentro», trabajando en las tareas que culminarían con éxito.

Se trata de un episodio que guardan en la memoria quienes tienen la edad de Alfonso, si bien apenas escrito. La rumorología propia de la dictadura hablaba en Ferrol de que la demora del general podría deberse a que se temió un atentado.

Ahora, Luis Otaduy Guerreiro, saca del olvido la historia en su relato novelado autobiográfico Las hijas del Capitán (de navío), publicado por Hontanar y que ganó el premio de narrativa breve de la editorial. Fue testigo y vio a Franco de cerca, «bajito y maquillado, con polainas de cuero negro y espuelas que tintineaban». «Los marinos de la Armada tampoco se atrevieron a decirle nada a Franco que, por menos, había fusilado al principio de la guerra al vicealmirante del Arsenal». «El segundo barco -añade en su relato- no encontró agua al final de la grada y quedó colgando con la popa buscando el agua y la proa alzada al cielo, mirando de reojo a Franco». La noticia no se publicó en los periódicos, sujetos a una férrea censura y control por parte de la dictadura.

una botadura muy accidentada en bazán, en 1951

La Voz de Galicia

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EL INQUILINO
Una casa vacía. Un individuo desesperado. Un delito no previsto. Unas consecuencias funestas. Un grito de ayuda. Una confesión.

Se trata de la historia de un hombre que decide instalarse en una mansión que supone desocupada, para recomenzar una vida lejos de la indigencia y el alcoholismo. Tras el inesperado regreso del verdadero propietario de la finca, el protagonista no tiene más remedio que convertirse en un parásito y vivir a la sombra de su hospedador para no ser descubierto y expulsado del único refugio que le queda.

Narrado a modo de epístola, El Inquilino es el relato de la lucha personal de un hombre desahuciado por encontrar su propio lugar en el mundo.