Antología: El tango, como cualquier animal, tiene sus venas por donde corre la vida siguiendo un pulso. Desde siempre los hombres desearon donar a este ser sus banderas y patrias en su afán de poseer, de dominar esta esencia bailada a ritmo dos por cuatro. Ignoraban que su verdadero origen y dueño es el Río de la Plata. Allí, como las aves, anidó y se bañó en sus orillas dejando canto y plumaje. Fue en este lugar donde los esclavos, procedentes de África, tras duras jornadas, a golpe de tambor, sembraron en la tierra fértil la semilla del lamento y la nostalgia cantá tangó, cantá tangó, gritaban mientras, los pies apresados con grilletes, danzaban sus sueños de libertad 10