Siguiendo la estela de Mi última reencarnación y Opereta doméstica (todavía inédita), pepitoria viene a redondear una suerte de trilogía en la que el humor lleva las riendas de la narración. La disección de una familia atípica y su encaje en la sociedad me han invitado en esta ocasión a entregarme sin recato al absurdo y la ironía, herramientas imprescindibles para comprender la realidad. Doña Idónea, Testigo y Papá Mauricio (tan inverosímiles, estrambóticos y desquiciantes como humanos, comunes y tiernos) protagonizan un continuo sinsentido con el que me he propuesto ridiculizar a los seres queridos para así poder querer a los seres ridiculizados. El divertimento, llevado aquí hasta un punto en el que el lector, indefectiblemente, se reirá con la novela o se mofará de su autor, podría esconder, sin embargo, una profunda reflexión. ¿Entramos en la cocina?
