RASRÁS

RASRÁS

Editorial:
LUA MOSQUETERA TENREIRO
Año de edición:
ISBN:
978-84-697-9343-5
Páginas:
75
Encuadernación:
CARTONÉ
Disponibilidad:
Agotado

18,00 €

Prólogo de la autora

He releído todas las cartas que le escribí a mi madre durante su primer año en el hospital. La mayor parte están escritas en relación a una época en la que mi padre se cayó trabajando y también se quedó ingresado por fracturarse varias vértebras.

En ellas le explico que lo que echo de menos realmente es que estemos solos los cuatro en casa. Mi hermana, mi padre, ella y yo. Y que cenemos huevos fritos.

Lo que quiero decir es que yo sólo tenía catorce años cuando me di cuenta de que la fórmula de la felicidad era salud + familia + huevos fritos. Que era la fórmula de la literatura y de la poesía, el final de todos los caminos.



Con esto pretendo justificar un libro que está lleno de poemas que técnicamente no lo son, de textos poco pretenciosos que rozan la charla cotidiana. Porque lo literario nos rodea y nos envuelve en la charcutería, en la cola del paro y, sobre todo, en las barras de los bares.



Y aunque en muchas ocasiones de mi vida he intentado ser la mejor versión de mí misma, o incluso una versión distinta, he comprobado que tu verdadera personalidad te espera a la vuelta de todas las esquinas. Así que he decidido no resignarme, sino abrazarme y mostrarme tal y como soy por dentro: una niña de seis años con gafas de pasta de colores, muerta de miedo por si los otros niños se ríen de ella.

Me ha dicho mi primo que está bien publicar un libro donde desnudarte y vaciar toda tu mierda para enseñársela al mundo sin tapujos. “Qué gustazo”, ha dicho. También ha sentenciado que ningún escritor puede ser feliz si es un escritor bueno.



La vergüenza nos hace humanos y el miedo nos une para devolvernos a la realidad. Somos patéticamente iguales, todos. Pero dime que eso no es bonito, que no podemos creer tú y yo en un mundo mejor y contruirlo este domingo, por ejemplo, tumbados en la cama. Podemos reformar, paso a paso, la ilusión por las cosas, la esperanza de frenar el avance masivo de los idiotas.



Esto es todo lo que puedo ofreceros, me he vaciado de mierda, como dice mi primo, y he intentado darle una forma poco grotesca para que fuerais capaces de disfrutarlo.

No está muy premeditado ni literariamente estudiado. Pero todas las cosas que afectan a nuestra vida son impredecibles y, casi siempre, estúpidas.

Que por lo menos sirva de homenaje a los huevos fritos, a la familia que una vez tuve y a la vergüenza que me da ser humana y frágil, por mucho que me esfuerce en disimularlo.



Pido disculpas de antemano por el abusivo y recurrente tema: Los textos están llenos de mi madre, por todas partes. Está justificado por el dolor de su pérdida y por la huella que deja en mi pecho.

Para quienes la hayáis conocido no hace falta justificación.

Ella decía cosas sabias como “palante”, “sin miedo”, “venga”, “vamoallá”. Y también decía “breska”, como todas las madres del universo.



Por ella y por todas las mujeres valientes he escrito “Rasrás”.

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