En el año 1.567, La corona publica una serie de decretos prohibiendo a los moriscos, (nominalmente cristianos desde principios del siglo XVI), utilizar su lengua, vestimenta, hábitos culinarios y la práctica de sus cantos y bailes; ordenan la destrucción de los bajos y todo lo que atañe a sus costumbres ancestrales. Como consecuencia, los moriscos comienzan en secreto a preparar la rebelión: eligen capitanes, fijan objetivos, mandan Correos pidiendo ayuda Allende la mar, determinan el mejor momento para el primer ataque y eligen un rey o soberano en la persona de Don Hernando de cordobesa y valor, que adopta el nombre de abén-humeya. Abén-humeya, descendiente de los omeyas de Córdoba que señorearon al-Ándalus en sus comienzos, fue proclamado rey de los moriscos sublevados en 1568 durante el reinado de Felipe II, en pleno esplendor del Imperio de la Monarquía Hispánica, dando inicio a una feroz guerra que se prolongó tres años y que tuvo como escenario todo el antiguo reino de Granada, obligando a intervenir los tercios de Flandes para sofocarla. Acabada la guerra de los moriscos, un juez de la corte se dirige a Granada para interrogar a br i and a Pérez, nombre en castellano de la moriscos con la que abén-humeya se había casado, por el rito musulmán, al comenzar la guerra..
