La vida está formada por diferentes etapas que se van dejando atrás a medida que pasan los años. Se cierran algunas, y rápidamente se inicia una nueva. Pero no necesariamente hay que romper con lo que se deja atrás. Francisco Sánchez Fraga, natural de Corme, quiere ligar la historia de Corrubedo con sus habitantes, recuperando parte de su pasado. Y lo hace a través de los libros. Corrubedo en verso y prosa, el último que escribió, será presentado el día 23, uniéndose a Santa María del Cabo de Corrubedo (coto del mismo nombre), publicado hace unos años. El salto a épocas lejanas tiene un pequeño precio: pasar tiempo en la biblioteca, buceando entre documentos. Pero que a Sánchez no le cuesta pagarlo ya que luego lo recupera practicando submarinismo en el mar que baña a la localidad.
Su afán por recopilar datos sobre Corrubedo se remonta a varios años atrás, pero se puso en marcha cuando se fue a vivir allí. «Empecé a absorber información como una esponja. Todo lo que veía en Internet, en archivos, en documentos... Lo junté y lo puse por orden», explica. Cuando estaba documentándose para el primer volumen, se encontró con referencias que no tenían que ver con el tema que estaba investigando, pero que le llamaron la atención: «Trataba sobre la presencia de Corrubedo en la literatura y en la poesía. Vi que había autores importantes que nombraban alguna de sus playas, el faro... o que parte de una obra se desarrollaba aquí». Ahí fue cuando decidió que su segundo libro recogería las referencias que se hacían de la localidad en poemas y novelas.
Los primeros pasos como literato los dio con una colección de tres ejemplares en los que recogía sus 38 años en el Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil. Pero al retirarse y llegar a Corrubedo «tenía más tiempo libre para dedicar a la búsqueda de material y a redactarlo».
La importancia del mar
Siempre vivió rodeado del mar, incluso en su trabajo estaba presente. «Para mí lo es todo. No entendería una vida que no fuera con él», añade con un brillo en los ojos. De niño, las playas y la salitre de Corme eran su ambiente ideal. En su adolescencia, le acompañó el mismo océano, solo que esta vez bañando la costa de A Coruña. Y ahora, la ferocidad del Atlántico la vive en tierras barbanzanas. «Tengo que estar cerca del agua salada, sino se me reseca la piel», dice Sánchez entre risas.
Pero de Corrubedo no solo le atrae su historia y su situación en el litoral. La tranquilidad es algo que buscaba desde que se retiró, y que encontró en este pueblo costero. «Que sea pequeño, que todavía no esté masificado... Es el sitio perfecto para tener una vida relajada», cuenta el escritor. Además, tiene un efecto que le hace volver al pasado, porque «aquí regresé al tipo de vida que tenía en mi niñez».
Aparte de escribir, Francisco Sánchez tiene otras aficiones. La fotografía es una de ellas, algo que demuestra en Corrubedo en verso y prosa, cuyas páginas también enseñan el pueblo retratado desde su objetivo: «Las imágenes hablan por sí solas, cuentan cosas sin necesidad de palabras que las expliquen». Asimismo, consigue sacar tiempo para practicar submarinismo y dar paseos por los montes de la zona, ya que la naturaleza es un elemento con el que, dice, necesita estar en contacto.
Este guardia civil retirado tiene que realizar siempre alguna actividad, por eso ha empezado a trabajar en su nuevo proyecto. En él, se remontará a la Edad Media, más concretamente al feudalismo. Para ello, cambió las bibliotecas por el archivo del pazo de Torre Xunqueiras. A este ritmo, Sánchez conseguirá cumplir su intención de «recoger toda la historia de Corrubedo».
La Voz de Galicia
