Los textos que aquí hoy se publican juntos intentan tener la claridad que como cortesía Ortega exigía a los filósofos. Querría yo que mis escritos, y mis obras, tuvieran siempre esa claridad exigida por Ortega. Se continúa utilizando la estructura de orden de aquellos libros, donde junto a los temas más teóricos de arquitectura, los relativos a algunos arquitectos y los que analizan algunas obras, se publican también otros textos diversos. Algunos de los libros anteriores han sido ya traducidos al inglés, al francés, al italiano, al portugués, al japonés y hasta al chino. Y en estos días he dicho sí a su traducción al serbio. Y en algunas de esas lenguas ya se han hecho varias ediciones. Cuando esto ha sucedido, además de dar gracias al cielo, no he podido menos que pensar que se ha cumplido aquella intención mía, algo orteguiana, de ser claro, pues no creo que haya nadie que lea lo que no puede entender. Y me hace pensar que estos textos, con una carga pedagógica grande son útiles para los que los leen y los estudian. Ojalá, como yo deseo, también les lleve a ser más felices. Y repito aquí lo que ya enuncia