El poemario más personal e íntimo de José Manuel Lucía Megías, con prólogo de Luis Alberto de Cuenca
José Manuel Lucía escribe desnudo sobre unas rocas de la costa mediterránea, despojado de todo lo que no sea evocación de un gran amor perdido, de todo lo que no sea la huella que un cuerpo y un espíritu dejaron en su cuerpo y en su espíritu, de todo lo que no sea recuerdo del tiempo transcurrido en pareja, cuando todo se multiplicaba por dos y no existía la soledad. Y lo hace en 59 poemas que funcionan a modo de diario de a bordo de una travesía angustiosa marcada por la ausencia del ser amado, como coda de una historia que exige ser escrita para poder borrarse del todo. Como en la soleá que preside estas líneas preliminares, José Manuel ha recordado hasta el delirio los pormenores de su amor pretérito con un solo objetivo: ser capaz de olvidarlo. Cernuda escribió aquello de «olvido de ti, sí, mas no ignorancia tuya». Es eso lo que busca el poeta desnudo en una playa cualquiera de Levante: olvidar —no ignorar—, ante la anonadante inmensidad del mar, la pequeñez hiriente de un corazón llagado.
Sobre el autor
José Manuel Lucía Megías nació en Ibiza, aunque su vida ha estado ligada a Madrid, a Segovia, a Badajoz. En el año 2000 se publicó su primer poemario: Libro de horas, al que le han seguido Prometeo condenado (2004), Acróstico (2005), Canciones y otros vasos de whisky (2006), Cuaderno de bitácora (2007), Trento (o el triunfo de la espera) (2009), Tríptico (2009), Y se llamaban Mahmud y Ayaz (2012) y Los últimos días de Trotski (2015). Es catedrático de Filología Románica de la Universidad Complutense de Madrid y miembro del Pen Club España.