En las navidades de 1887 aparece «Estudio en escarlata», la primera aventura de Sherlock Holmes. Es el pistoletazo de salida para una carrera que aún no ha concluido y en la que decenas de autores han aportado a lo largo de más de cien años sus propios y peculiares detectives, a semejanza del sabueso de Baker Street. Por aquellos años nace también un tipo especial de investigador, el detective de lo oculto o cazador de fantasmas. El pionero fue el Dr. Martin Hesselius, investigador imaginado por el maestro irlandés de la «ghost story» Sheridan Le Fanu. William Hope Hodgson (1877-1918) creó en 1910 su propio investigador de fenómenos sobrenaturales, Thomas Carnacki, del que publicó las primeras aventuras en The Idler Magazine. Carnacki vive en Chelsea, fuma en pipa y tiene la incorregible costumbre de invitar a cenar sin previo aviso a sus cuatro amigos, Jessop, Arkright, Taylor y Dodgson, el narrador. Relajados tras la cena, Carnacki relata a sus atónitos invitados su última aventura contra las fuerzas del más allá. Sus armas: un pentácu