Por estar en una posici¢n en la que se le exige mucho, el l¡der se ve en la necesidad constante de hacer un alto en el camino para alzar los ojos al énico capaz de suplir todas sus necesidades. El Se¤or no solamente promete afirmar sus pasos, sino tambi‚n equiparlo con todo lo necesario para que ‚l pueda cumplir su misi¢n. Alzar sus ojos a Jes£s es un ejercicio indispensable para el l¡der. Es la acci¢n que le permitir permanecer enfocado; por medio de ella, podr escuchar a Dios y ser fortalecido y dirigido por ‚l. Al perseverar en esta disciplina, el l¡der descubrir que lentamente se produce esa maravillosa transformaci¢n que permite a los dem s reconocer la mano de Dios sobre su vida y su ministerio.