Siguiendo el estilo narrativo de Madera de eucalipto quemada, Ennatu Domingo invita al lector a acompañarla en un relato nómada a través de distintos países de África y Europa. A través de diferentes niveles de narración intercalados, la autora recuerda su estancia como voluntaria en un campo de refugiados de las Naciones Unidas al norte de Grecia el verano de 2017. Esta experiencia se convirtió en un espejo: en el campamento había jóvenes refugiadas que, como Ennatu, eran originarias de Etiopía y se preguntaban cómo podía «al otro lado», mientras que, de entre todas las europeas voluntarias, Ennatu era la única no blanca, factor que hizo que la confundieran con una etíope refugiada, de las del «otro lado del espejo».
A partir de esta experiencia, el recuerdo del campo de refugiados desde Grecia hasta Maastricht, al sur de Holanda, donde vivió y trabajó como politóloga investigadora durante unos años, pasando por países de Europa central y africanos como Zambia, Kenia, Etiopía, Zimbabue y Senegal, Ennatu se fija en la mirada que proyectamos los unos sobre los otros dependiendo del lado del espejo en