'La bibliograf¡a sobre la historia del arte espa¤ol perdido en la guerra se caracteriz¢, casi hasta la Transici¢n, por la parcialidad, las imprecisiones y la prioridad de los recuerdos personales. Con frecuencia, se trataba de cr¡ticas o defensas de la pol¡tica de protecci¢n del arte en un bando o en otro y, a veces, en ambos. Por otra parte, son pocas las obras monogr ficas rigurosas sobre la p‚rdida de arte en algunas zonas de Espa¤a. Los da¤os sufridos entre 1931 y 1936 tuvieron un cariz voluntariamente destructivo en gran parte y, al estallar la guerra, se sumaron las destrucciones provocadas por los disparos de la artiller¡a nacional emplazada al noroeste de Madrid. La destrucci¢n se fren¢ al comenzar 1937. Desde entonces, lo que prim¢ fue el saqueo de los edificios abandonados, que en buena parte se debi¢ a algo tan aparentemente ajeno a la guerra como es el fr¡o. La madera de puertas, vigas y ventanas serv¡a para alimentar el fuego del hogar. Desde 1937 las destrucciones fueron principalmente de origen militar; bastantes de los grandes edificios abandonados sirvieron para emplazar armas defensivas y s
