?Me hice una pregunta extra¤a, s¢lo justificable por lo extra¤o de la situaci¢n: ¨me amaba la Artforum a m¡? Si su sacrificio hab¡a tenido por objeto salvar a las otras revistas, y yo era el due¤o y lector de esas revistas, entonces ella hab¡a valorado m s mi felicidad que su vida, y objetivamente eso se parec¡a al amor. (Pero cu nto se hab¡a equivocado! Porque yo la quer¡a m s a ella que a todas las dem s revistas juntas). ¨Un objeto pod¡a amar a un hombre? Toda la historia del animismo se encerraba en esa pregunta. Pero los antrop¢logos que hab¡an intentado responderla nunca hab¡an tenido ocasi¢n, como la ten¡a yo, de formularla frente a un objeto que les hubiera dado la suprema prueba de amor?.