Posiblemente sea la “forma de hablar” una de las notas que mejor caracterizan la individualidad de los pueblos, que, en definitiva, mejor definen su identidad como pueblo y como parte de comunidades más amplias.
Tradicionalmente estas formas propias de expresión han sobrevivido desprestigiadas, al margen de lo culto, de lo oficial, de lo correcto. Marginadas del medio escolar y del administrativo se redujeron al entorno vecinal y al núcleo familiar. En muchas ocasiones las actividades promovidas en su defensa o la simple actitud de respeto se han identificado con determinadas opciones políticas, sin discernir ni valorar lo cultural…