Ayeres se puede entender como un viaje, parte retrospectivo y parte proyectivo, hacia el entendimiento de uno mismo y del ambiente. Se trata de un viaje de naturaleza circular, mediante el cual se enfrentan sensaciones y lugares, a menudo de forma espontánea e inintencionada.
Así, el poemario se divide en cuatro etapas, que buscan trazar un continuo que se devora a sí mismo. Entre sus páginas, el lector podrá encontrar una lírica intimista, emocional y reflexiva que se apoya en la sencillez para evocar delicados contrastes.