Rebecca Una es matemática, profesora y está a punto de jubilarse. También es escritora y, a partir de un disparador de escritura, comenzará a recopilar una serie de textos que irán revelando de forma fragmentada y caleidoscópica quién es ella misma.
“Me llamo Rebecca Una. ¿Quién eres tú? ¿Cómo te llamabas, llamas, llamarás o llamarías tú?”
A través de memorias que va ordenando como si se tratara de un catálogo al estilo del Diccionario ideológico de Rafael del Moral, se nos van narrando episodios importantes de la protagonista, a través de los cuales descubrimos quién es Rebecca Una y lo que piensa del mundo que la rodea. En este proceso de memoria y reflexión, aparecen sugerentes referencias literarias (Alejandro Zambra, Eloy Tizón, Andrés Neuman, Unica Zürn, Chéjov, Roberto Bolaño) y bellísimas reflexiones acerca del hecho de la escritura. ¿Por qué escribimos? ¿Qué es la escritura? ¿Qué es la escritura para ella?
“(…) (¿Qué hace clic y provoca la metamorfosis, ese batir desesperado de alas? ¿Qué tiene que pasarte para que escribas? ¿Cuánto tiempo después de que te pase comienzas a escribir?). (Escribes porque te ha pasado algo)”
Y se acerca a la esencia mediante imágenes sorprendentes, porque a veces es la única forma de acercarse a ellas:
“Escribir es conquistar a Marlon Brando y ser primera actriz; él y tú en On the waterfront.”
Se trata de una obra para paladear con un lápiz en la mano, para disfrutar de una prosa de gran belleza, que narra pero que reflexiona e interpela al lector a reflexionar a su vez, y que seducirá a los lectores más exigentes.