Antes de contraer matrimonio, Mateo y Teresa deciden tener un hijo, porque ello exigiría menor sacrificio para la pareja y mayores oportunidades para la criatura.
Años después, como consecuencia del síndrome del nido vacío, Teresa cae en una gran depresión. Sin proponérselo, Mateo se ve un día recorriendo el Camino de Santiago. Es en ese lugar donde, por vez primera, se da cuenta de la realidad que está viviendo. Ahora le surgen algunas dudas sobre las decisiones tomadas anteriormente y comprueba cómo la vida le cambia.