Cuando se publicó, en 1908, la primera edición de Casa Grande. Escenas de la vida en Chile, se convirtió en un éxito editorial sin precedentes en Chile. Pero al mismo tiempo, surgieron severas y polémicas críticas, ya que ciertos personajes de la oligarquía chilena se vieron reflejados en la novela.
«La sociedad entera se sentía arrastrada por el vértigo del dinero, por la ansiedad de ser ricos pronto, al día siguiente. Las preocupaciones sentimentales, el amor, el ensueño, el deseo, desaparecían barridos por el viento positivo y frío de la voracidad y el sensualismo»,
escribió Luis Orrego Luco para explicar la temática de su novela.
No fue, únicamente, la crítica social la única que se levantó contra Casa Grande. También lo hicieron críticos literarios, como Hernán Díaz Arrieta. Este señaló que la novela estaba repleta de imágenes irónicas o inútiles que la invalidaban como obra de arte.
También se sumó la iglesia. La prensa católica, no tardó en combatir lo que consideró una obra inmoral y contraria a los principios religiosos. Vio en las reflexiones sobre la crisis del matrimonio, argu