La vida hiere con fuerza, cicatriza el alma y con su transcurrir tatúa el cuerpo de secretos e historias. Nos convertimos en presos de nuestros propios silencios, de nuestros propios deseos.
Cada cicatriz cuenta una historia, nos define, nos convierte en auténticos, en hijos de la tierra y la fuerza.
Todo guarda una cicatriz, pueblos, árboles, edificios, seres inertes, pero que hablan de su propio devenir.
Somos hijos de raíces, anclados a una tierra que guarda nuestros lamentos, sin importar distancias ni años, seres hechos de cicatrices y secretos que nos definen y marcan la senda de nuestros pasos.
Nueve lugares, nueve personajes, nueve historias, tan diferentes como unidas, marcadas todas ellas por secretos ocultos que acechan y continúan dibujando viejas cicatrices.
Cicatrices y secretos: la sombra de nuestro destino.