No era m s que un ni¤o el d¡a que las piedras cantaron mi nombre. No era muyo mayor el d¡a que el Destino se¤al¢ en otra direcci¢n. Mil a¤os de sombra, mil a¤os de sangre, mil a¤os de muerte. Tres mil a¤os hasta la llegada del Anunciado, hasta la derrota de laÿDama Negra. Eso dijo el Destino cuando marc¢ al que devolver¡a la luz al mundo.