Desde las pistas de aterrizaje de la selva amazónica hasta los  barrios bajos de Bogotá, pasando por las espaciosas oficinas  gubernamentales de Washington, Paul Deveraux, alias Cobra, descubre la  escalofriante realidad del imperio más poderoso: el de la droga.
 Frederick Forsyth es, sin duda alguna, el gran maestro del thriller. El presidente de EE.UU. decide desmantelar el tráfico de cocaína en su  país y le encarga un plan a Cobra, un ex agente tan eficaz como  despiadado. El plan funciona pero con tanto dinero en juego, ¿hay alguien en quien se pueda confiar? El negocio de la cocaína mueve billones de dólares cada año. Su consumo  causa un número incalculable de muertes y su dominio crece a un ritmo  implacable. Un día el presidente de Estados Unidos decide invertir todos  sus esfuerzos en acabar con este negocio y le encarga esta tarea,  aparentemente imposible, a Paul Deveraux, un ex agente de la CIA  extremadamente inteligente, dedicado y tan audaz como despiadado. Si alguien en el mundo puede hacer este trabajo, es él. Deveraux acepta el reto de desarticular los carteles de la droga, pero  impone algunas condiciones: tendrá a su disposición todo el dinero, los  agentes y los recursos que considere necesarios. Y la misión no  finalizará hasta que haya alcanzado su objetivo. No hay límites ni  reglas y nadie hará preguntas después. La guerra ha estallado y han desaparecido las normas del combate.