A Nomoto le encanta cocinar y le sirve para relajarse. Pero por culpa de los comentarios machistas que recibe en el trabajo y las llamadas de su madre urgiéndola a que busque novio y se case, siente tanto estrés que siempre acaba preparando más cantidad de la cuenta. Esto es todo un problema hasta que se le ocurre compartir sus platos con su vecina Kasuga, una mujer que también vive sola. Las dos se van haciendo amigas y Nomoto decide no volver a casa por fin de año para pasar las vacaciones con Kasuga, quien lleva mucho tiempo rechazando encontrarse con su familia debido al mal trato que le daban. Para entonces, Nomoto cae en la cuenta de que ya no concibe su vida y sus comidas sin Kasuga, por lo que comienza a plantearse su sexualidadà