Un sabio dijo una vez que debía visualizar a mis lectores.
Ento nces, ¿a quién elijo entre aquellas personas que conozco?
¿Qué sucede con aquellas personas que no conozco?
¿Puedo visualizar a Jesucristo?
¿Se puede visualizar a Dios?
Lo intenté a través de una personalidad importante y un cura de alto rango. Los dos me ayudaron a entregar mi libro al papa Francisco en su lengua materna. Por supuesto, todo fue en vano.
Aunque esto también tuvo su lado positivo: de esta manera el anciano se ahorró al menos un trauma. Se quedaría bien asustado. Debería de tener miedo de que mi libro fuera una obra del diablo, o tal vez tuviera miedo de revelarla en público y de admitir ante sí mismo que yo tengo razón.
A decir verdad, no quería escribir una nueva Biblia ni crear una nueva religión sincrética.
Simplemente quería separar el grano de la paja.
Lo quería por el bien de todos.
Porque ustedes bien saben que cada uno posee su propia verdad...
Sin embargo, Verdad hay solo una.
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