Las criptomonedas surgieron hace un poco más de una década como una idea original para crear dinero sin intervención del Estado ni de los bancos. Se presentaron como monedas privadas y funcionaron como una supuesta puerta hacia un mejor futuro, generadora de riqueza en libertad y fuera de un Estado considerado opresivo, forjando un discurso político que empezó a hacerse más presente desde 2020. Como todo el capitalismo digital, su crecimiento se aceleró durante la pandemia, y lo que era una inversión extravagante se transformó en algo más común. Hoy con las criptomonedas se pueden pagar salarios, fondear nuevos proyectos empresariales, y los bancos ya lo están proponiendo a los ahorristas como alternativas de inversión. La información respecto de las criptomonedas abunda, y no faltan los traders e influencers con escasos antecedentes académicos dando clase en redes sociales y proponiendo inversiones que a veces terminan en meras estafas piramidales.