La naturaleza, como un descubrimiento, preside los versos de esteCuaderno de campo, un libro breve que invita a una permanente epifanía con los elementos: las rocas, el agua, el viento, que son de formasimultánea entidades lejanas con la categoría de un dios menor ypresencias cotidianas en este paseo por el campo extremeño, despojadode cualquier anécdota. Ese permanente asombro se sucede en unabúsqueda constante del sentido de cuanto nos rodea y que apenas laliteratura puede conseguir.