DE BORRASSÁ A ALMERÍA
Este libro es una biografía contextualizada del profesor Ángel Frigola Morató (1897-1972), que incluye la edición inédita, manuscrita y transcrita de su obra «Monografía Geográfica de Borrassá» escrita hace más de cien años (1919).
El profesor Ángel Frigola Morató, al igual que mi padre, el doctor Josep Frigola Taberner (1915-2009), había nacido en la casa de «Can Frigola» de Borrassá. Sus vidas, universitariamente hablando, transcurrieron prácticamente paralelas durante la etapa de antes de la guerra civil. De hecho, el profesor Ángel Frigola, fue el mentor de mi padre en la etapa en que estudiaba Medicina en la Universidad de Barcelona y él era profesor en la Escuela Normal de la Generalitat.
El profesor Ángel Frigola, se formó académicamente como maestro en la Escuela Normal de Girona, siendo su director Cassià Costal, que fue un líder destacado del reformismo pedagógico de principios de siglo XX. Conviene resaltar que la etapa en la Escuela Normal de Girona a principios del siglo XX fue de gran esplendor pedagógico y una de las semillas que llevó a la creación de la Escuela Normal de la Generalitat Republicana (1931-1939) en Barcelona dirigida por el profesor Costal, en la que Ángel Frigola formó parte de su claustro de profesores.
Después de la Guerra Civil, en 1939 fue depurado políticamente y desterrado por el régimen franquista en Almería. Después, desarrolló toda su actividad docente en la Escuela Normal de Maestros de esta ciudad, de la cual fue su director durante muchos años. En reconocimiento a sus méritos docentes, La Junta de Andalucía le dedicó un colegio que lleva su nombre en la localidad de La Mojonera, de nueve mil habitantes: «Colegio Público CEIP Ángel Frigola» centro de enseñanza infantil y primaria.
A partir del 1939, podría pensarse que el destierro de Ángel Frigola por tierras andaluzas significaría un alejamiento definitivo con los miembros de «Can Frigola» de Borrassá; sin embargo, pasó todo lo contrario. La distancia unió aún más a la familia y sobre todo la relación con mi padre, que hizo arreglar expresamente una habitación en el segundo piso de la casa de Borrassá, —que la llamó «La habitación de Almería»— para cuando Ángel, su mujer y sus dos hijos vinieran de vacaciones en verano.