¿Podemos regresar de la muerte? Cientos de testimonios de personas, que han experimentado lo que en 1975 el psiquiatra y filósofo norteamericano Raymond Moody bautizó como experiencias cercanas a la muerte (ECM), así lo afirman. Para ellos, esos sentimientos de paz y de felicidad, esa visión de un túnel oscuro y de una luz, o esa percepción extracorpórea, no son más que las pruebas irrefutables de que hay vida después de la muerte. De hecho, esa certidumbre del regreso ha sido la punta de lanza de todas las religiones desde la noche de los tiempos. Aquellos viajes al inframundo de la Antigüedad, aquellas experiencias místicas y religiosas, aquellas iluminaciones o visiones experimentadas por héroes, santos y profetas, nos recuerdan mucho a esas experiencias modernas que nos cuentan los que han sufrido una ECM. ¿Acaso podemos conectar ambos fenómenos? ¿Es esa conexión la prueba de que somos inmortales? Gilgamesh, el primer héroe literario de la historia, buscó incansablemente la inmortalidad. Ahora, 4000 años después, Coco la ha encontrado.